Certificación de cosmética BioVidaSana

PROTEGERNOS DEL FRÍO
Estamos muy acostumbrados a proteger nuestra piel en verano, pero en invierno no siempre nos ocupamos de ella como deberíamos. El frío es un vasoconstrictor, la circulación sanguínea se reduce para evitar la pérdida de calor, pero ello también disminuye el oxígeno y el alimento que llega a nuestra piel. Esto se acentúa en aquellas partes más alejadas del corazón como las manos, los pies, la nariz o las orejas. Por eso son zonas que suelen enrojecerse. Además, el frío deshidrata y reseca nuestra piel pudiendo llegar a quemarla y por tanto los cuidados que debemos proporcionarle no son muy diferentes a los del verano.
 

La suerte es que en esta época del año exponemos menos superficie de piel y por ello, el primer consejo es protegerla de las inclemencias del tiempo: bufandas, guantes y gorros son buenos aliados de nuestra piel en invierno.
Aunque en invierno la sensación de sed disminuye, beber agua sigue siendo la mejor opción para mantener la piel hidratada. Y por supuesto una buena alimentación. El invierno también nos ofrece alimentos que ayudan a cuidar nuestra piel, los ricos en vitamina C necesaria para sintetizar el colágeno como los cítricos y el brócoli; los ricos en vitamina E de grandes propiedades antioxidantes que evitan las arrugas como los frutos secos; los ricos en carotenoides que protegen de los rayos UV como los boniatos o las zanahorias y los ricos en selenio, mineral necesario para la elasticidad y salud de la piel, presente en los cereales integrales.

Para protegernos desde el exterior, hay algunos cosméticos que no debemos olvidar durante el invierno:

CREMAS Y ACEITES HIDRATANTES
Para contribuir a una buena hidratación y protección de la piel lo mejor es optar por cremas ricas en aceites vegetales como el de coco, el de almendras o el de aguacate. En el mercado encontraremos otros más exóticos como el de argán o más tradicionales como el de oliva. Los distinguiremos en el listado de ingredientes por la palabra “oil” y debemos asegurarnos que ocupan los primeros lugares en la lista para que su presencia no sea sólo anecdótica.
Los aceites vegetales pueden ser puros, y dentro de esta categoría pueden ser ecológicos, es decir, procedentes de cultivos ecológicos certificados y procesados solamente mediante métodos físicos, como la presión, o pueden ser naturales, es decir, procedentes de plantas, pero no de cultivo ecológico
También pueden encontrarse aceites que han recibido distintos tratamientos, como la hidrogenación, el refinado o la esterificación. Los aceites esterificados son más baratos que los aceites puros, más estables y se enrancian menos. Se obtienen mediante procesos de descomposición de los componentes principales de los aceites (triglicéridos). Se permiten en cosmética natural certificada, siempre que no se hayan utilizado ingredientes o coadyuvantes de origen petroquímico para su obtención. Cumplen con diversas funciones en las fórmulas, por ej. el Caprylic/capric triglyceride, que se usa mucho en cosmética natural, tiene funciones como la de ser emoliente, solvente e hidratante, también pueden ser espesante. No obstante, estos aceites no contienen los mismos principios activos que un aceite vegetal puro. Es decir, si hay que elegir un producto cosmético específico para usar en invierno, preferiblemente usar un aceite de argán, de aguacate, de jojoba, etc., mejor si es ecológico, que un producto que contenga solamente aceites esterificados, como el Caprylic/capric triglyceride, Coco-Caprylate/Caprate o Glyceryl Linoleate entre otros.
Los aceites vegetales pueden encontrarse en productos mono-ingredientes, en fórmulas que combinan distintos aceites, o como ingredientes de otros productos cosméticos como cremas o bálsamos.
Las vaselinas y parafinas son la base de muchos productos cosméticos como cremas hidratantes, mascarillas, pintalabios y todos aquellos de consistencia grasa. Se utilizan en lugar de aceites vegetales porque son más baratos y la piel los absorbe más rápido. Otros como los acrilatos y las acrilamidas forman una película sobre la piel y el cabello para darles aspecto hidratado. Por un lado, son poco recomendables para la piel porque taponan sus poros y por otro son contaminantes ambientales difíciles de degradar y depurar. Los distinguiremos en la etiqueta con nombres como Paraffinum Liquidum, Cyclomethicone, Dimethicone, Dimethiconol, Carbomer, Petrolatum, Cera Microcristallina, Paraffin, Acrylates, Acrylamides, etc.


PROTECTORES LABIALES
Los labios son una parte muy sensible y al llegar el invierno se nos cortan con facilidad. La piel en los labios es más fina y además está en constante movimiento. Por eso cuando el frío la seca se resquebraja con facilidad.
La base de los protectores labiales econaturales suele ser una cera que puede ser de origen animal como la de abeja (Cera Alba) o procedente de algunas plantas como la candelilla (Candelilla Cera) o la carnauba (Copernica Cera Wax). También los hay basados en mantecas como la de karité (Butyrospermum parkii butter) o la de cacao (Theobroma cacao seed butter) aceites como el de coco (Cocos Nucifera Oil) o el de oliva (Olea Europaea Fruit Oil), completadas las fórmulas con otros ingredientes como los aceites esenciales o el tocoferol, que se usa como antioxidante. Los protectores labiales si llevan algún colorante, éstos deben ser colorantes alimentarios naturales.
Lo que nos ponemos en los labios acaba entrando en nuestra boca y es especialmente relevante que busquemos fórmulas sencillas y naturales para los protectores labiales evitando vaselinas y parafinas de origen petroquímico.

PROTECTORES SOLARES
El calor de los rayos del sol resulta muy agradable cuando hace frío. Además, a exposición al sol es necesaria para nuestra salud, pero siempre debemos hacerlo de forma responsable para evitar que nuestra piel se queme. En invierno no somos tan conscientes de ello como en verano, pero debemos proteger nuestra piel si la vamos a someter a un exceso de rayos como cuando practicamos deporte en la nieve.
Algunas cremas y protectores labiales incorporan filtros solares. Debemos elegir las que incorporan filtros físicos que no sea en forma de nanopartícula. Los más comunes son el dióxido de titanio (Titanium Dioxide) y el óxido de zinc (Zinc Oxide)
En este sentido, un producto muy interesante para protegerse del frío, sobre todo en días soleados en la nieve, donde el reflejo del sol en la nieve, unido al frío, puede quemar la piel, son los protectores solares en stick, fáciles de aplicar al aire libre. Los hay con ingredientes 100% naturales, incluyendo uno o los dos filtros físicos imprescindibles.

PRODUCTOS DE TRATAMIENTO PARA EL PELO
Tampoco debemos olvidarnos del pelo. En invierno utilizamos más el secador de pelo que daña la cutícula, lo seca y le quita brillo, la piel segrega menos sebo y por tanto menos protección natural para el pelo. Para mantenerlo hidratado podemos recurrir a mascarillas en las que encontraremos principalmente aceites vegetales. Los mismos utilizados para hidratar la piel tienen el mismo efecto en el cabello: coco, almendras o aguacate entre otros.
La evolución del mercado de productos naturales y ecológicos pone a nuestra disposición una amplia gama de productos de alta efectividad, también en invierno. No debemos olvidar que, aunque muchas veces no somos conscientes, usamos diferentes productos a lo largo del día y del año, y que apostar por aquellos cuya composición sea los más natural posible nos garantiza una disminución de la exposición a productos químicos y sus posibles efectos sobre nuestra salud a largo plazo.

AutorasNuria Alonso, Certificación BioVidaSana y Montse Escutia, Proyecto Ecoestética

Publicado en El Botiquín Natural Septiembre 2023


Comparte este contenido con el mundo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados

Scroll al inicio