Cosmética ecológica con perfume andalusí Helena Saracho nos dice: “Estudié Nutrición Humana y Dietética en la Universidad de Granada. Allí la lógica farmacéutica que me rodeada ya comenzaba a rechinarme, auque sin embargo tuve la suerte de oir algunas voces diferentes como la de Nicolás Olea, cuya voz resonaría más fuerte en mi interior al unirse posteriormente a la mirada de la agroecología del ISEC (Instituto de Sociologia y Estudios Campesino de Agregoecología). Luego, trabajé durante algo más de dos años como nutricionista clínica en el Hospital Clínico de Málaga, mi ciudad natal. Allí me inicié en el mundo de la salud y la investicación clínica. Tras cursas un máster en Desarrollo y Cooperación Internacional en la Universitat de Lleida, inicié mi trabajo de campo en Panamá, junto con las dadoras de medicina tradicional de la etnia ngäbe. Estudiando su alimentación y sistema de salud tradicional nativo, me enamoré por completo de su tierra y de sus gentes y así aterrizé en el mundo de las plantas medicinales”. Estará, con su La Biznaguera, en BioCultura Sevilla. Y continúa: “A posteriori completé mi formación con un postgrado en Agroecología Emergente y Soberanía Alimentaria, en la UNIA. Me trasladé a Córdoba y comencé a colaborar con el ISEC (Instituto de Sociología y Estudios Campesinos -grupo de investigación en Agroecologia Política-) y me uní a diversos colectivos vinculados al ámbito agroecológico: La Acequia, huerta cooperativa agroecologica autogestionada, en la que sigo participando y de la cual como; La Asociación Ecomercado, con la que llevamos cuatro años realizando un mercado de productoras agroecológicas mensual; el Mercao Social La Tejedora (del cual soy socia); y las ya desaparecidas Casa Azul y Red de Producción y Consumo de Córdoba(toda iniciativas de carácter agroecológico y autogestoinadas). -¿Por qué has fundado La Biznaguera?-Gracias a esta formación, al activismo, y al amor por lo creativo y lo artesanal, que e inculcó mi madre (artesana de la costura y el patronaje), quise hacerme productora, dejar de ser sólo consumidora, para poder ofrecer una alternativa, verdaderamente agroecológica, a la tóxica cosmética convencional que la industria nos ofrece. Mis objetivos: poder llegar a vivir de la elaboración de productos de higiene personal y cosmética y contribuir a hacer posible un mundo libre de tóxicos, un mundo más justo y sostenible para la Naturaleza y los seres que la habitamos, sin importar si tenemos piernas, hojas, aletas, patitas o alas. BIOVIDASANA-¿Por qué has elegido la certificación BioVidaSana?-La elegí tras valorar algunas otras, y ver que su norma y los criterios en los que se fundamenta son más sólidos, y están mas enfocados en proteger el medio ambiente y la salud, y no en hacer negocio, que era lo que me transmitían otras certificadoras. Como los criterios agroecológicos de mi proyecto son una parte fundamental del mismo, la certificación debía estar a la altura y trasladar esa confianza y ese esfuerzo a las consumidoras finales de nuestros productos. Me gustó mucho también que trabajan mayoritariamente con pequeños proyectos como el mío, y que Vida Sana es una asociación sin ánimo de lucro. Además, durante el proceso de certificación, el cual fue una pequeña odisea para mí, pues llevo yo sola todo el proyecto (fabricación, comercialización, papeleo, etc.)… terminé cargada de aprendizajes y con muchos consejos dados con la intención de que mi proyecto mejore y se fortalezca, para perdurar en el tiempo, consejos que dudo me hubieran dado otras certificadoras que ven lo ecológico como nicho de mercado. -Háblanos de tu formación autodidacta…-La parte autodidacta de mi formación es quizás la que más he disfrutado, pues, por in lado, me ha reconectado siempre con mi madre y con mi abuela, a través de la cocina, algo que amo, pues todo comenzó en la cocina de mi casa a modo ensayo-error, rodeada de plantas, arcillas, arceites, etc. Y ha terminado transformándose en un laboratorio artesanal en el que aunque la creatividad esté encorsetada por la normativa sanitaria, sigue siendo un espacio de experimentación y aprendizaje continuo. Por otra parte, mientras sumergía mis manos en potingues y hacía mis primeras cremas, aceites o sales, fue sumergiéndome en los libros y artículos sobre plantas medicinales, fitoterapia y aromaterapia científica principalmente, aunque también tuve la suerte de nutrirme de interesantes publicciones sobre etnobotánica y farmacopea andalusí, muchos de ellos impusados por las investigaciones del Jardín Botánico de Córdoba. LOS PRODUCTOS-Háblanos de los productos y gamas de La Biznaguera…–Estamos especializadas en productos para pieles sensibles, una gama en la que la avena es la protagonista, un cereal hipoalergénico, que tanto en leche como en polvo calma las pieles más irritadas. Con ella elboramos gel de baño, champú, crema facial, leche corporal o avena coloidal. Los productos para bebé y mamá (embarazo-lactancia), también son nuestra especialidad. En ese caso, la mandarina, la lavanda y el hinojo dulce son los protagonistas. Además de estas dos gamas, elaboramos otros productos de cosmética: aceite coropral y capilar, cremas faciales, perfumes sólidos, agua fresca tonificante; y de higiene básica: champú, gel, jabones, pasta de dientes y nuestra estrella, los desodorantes en crema. -¿Cómo ves el sector de la cosmética ecológica en la actualidad?–Creo que, al igual que en el resto de sectores, vivimos en tiempos de fuertes contradicciones. Por un lado, me alegra mucho ver que desde que comencé con La Biznaguera, hace unos cinco años, el sector de la cosmética econatural ha crecido muchísimo, y que hoy en día es mucho más buscado y valorado por distintos públicos. Sin embargo, la industria convencional y la gran cadena de distribución globalizada hace ya tiempo que vieron en él un nicho de mercado al cual incarle el diente Me entristeció mucho conocer la noticia, hace pocos meses, de que las principales firmas de la cosmética ecológica europea, que abrieron camino hace años, habían sido adquiridas en masa por L’Oréal, una multinacional que al igual que sus hermanas del lobby del Personal Care Product Council no hacen más que envenenar a la tierra y engañar a la población con sus productos cargados de tóxicos. El contexto