Es difícil hablar de cremas solares. Es un tema controvertido porque la publicidad ha expandido mensajes contradictorios o directamente falsos, además de que abunda el greenwashing.
Para traer algo de luz y aportar datos reales sobre este tema, hemos preguntado a dos expertas formuladoras de cosmética natural, entre otros productos, de cremas solares. Ellas son Ana Isabel de Andrés, de Amapola Biocosmetics y Nuria Téllez, de Münnah Natural Cosmetics, ambas marcas con certificación BioVidaSana.
Lo primero que Nuria quiso puntualizar es que el sol es bueno para la salud y necesario, pero hay que exponerse a él en momentos del día que no nos haga daño y poco a poco, hasta ir acostumbrando a nuestro cuerpo e ir produciendo melanina. Además, incide en un aspecto importante: «el enrojecimiento que nos provoca el sol ‘es bueno’, porque es un mecanismo de defensa de nuestro organismo que nos dice que nos retiremos del sol. El problema viene cuando ‘enmascaramos’ el enrojecimiento de la piel con protectores solares químicos que no protegen contra los UVA, IR, etc. sino sólo contra los que producen enrojecimiento, que son los UVB (que suponen sólo el 3% de la radiación solar)».
Todas las personas que estamos relacionadas de una manera u otra con la cosmética natural, opinamos que los filtros químicos hay que evitarlos totalmente
Un Factor de Protección Solar (SPF) muy alto nos permite estar al sol sin quemarnos, pero no nos protege de los efectos negativos del sol y así se puede estar absorbiendo radiación UVA e IR durante años, pero «estos rayos son los más peligrosos porque son los que llegan a la dermis y la hipodermis, son los responsables del envejecimiento cutáneo, manchas y melanomas». Nuria añade que el SPF sólo se basa en la medición del enrojecimiento cutáneo, por lo tanto, solo se mide la protección frente a los UVB.
Según Téllez, lo ideal son los protectores solares que reflejen todas las radiaciones, incluso la luz azul de las pantallas. Y esto solo se consigue con protectores minerales. Por supuesto, todas las personas que estamos relacionadas de una manera u otra con la cosmética natural, opinamos que los filtros químicos hay que evitarlos totalmente. Además del efecto «enmascaramiento», los ingredientes son perjudiciales en sí mismos. Sabemos que todos los ingredientes que la legislación de cosmética permite están testados y son supuestamente seguros, pero hay que tener en cuenta que cada año se prohíben algunos de estos ingredientes seguros hasta ese momento y que el «efecto cóctel» por el uso combinado de éstas y otras sustancias químicas, así como el efecto de su uso prolongado, no están suficientemente estudiados.
Hay filtros químicos como el oxibenzona y el octinoxato, que se ha demostrado que son perjudiciales para los corales, y otros muchos que producen unos u otros efectos negativos, como ser disruptores endocrinos, producir alergias y/o acumularse en las grasas del cuerpo y en el medio natural, entre otros efectos.
Un Factor de Protección Solar (SPF) muy alto nos permite estar al sol sin quemarnos, pero no nos protege de los efectos negativos del sol
En las cremas solares naturales de verdad, se eligen cuidadosamente todos los ingredientes, pues cada uno juega su papel. A los filtros minerales se le añaden algunos aceites y/o mantecas vegetales que actúan como filtros biológicos y ayudan a disminuir la cantidad de filtro mineral a utilizar. Los ingredientes establecen sinergias entre ellos que potencian el efecto final. Sobre ello, Nuria nos comenta: «Es muy bueno usar protectores naturales biológicos, que son aceites y mantecas que, aunque protegen menos que los minerales, colaboran mucho en la protección y además hidratan y nutren para contrarrestar los efectos deshidratantes del sol. Es mucho más efectivo hacer una crema con mantecas o aceites puros sin refinar, que con triglicéridos (que son las unidades mínimas de un aceite y que ya está desprovisto de vitaminas, minerales, etc., solo sirve para poder emulsionar una crema)».
Hay que darse cuenta de que las formulaciones de las marcas pequeñas son cosmética de autor; cada una tiene sus preferencias y aplica sus propias técnicas basadas en la observación y en la experiencia, pero todas comparten los mismos principios fundamentales. Un ejemplo es lo que nos cuenta Ana Isabel, de Amapola Biocosmétics: «Como formuladora siempre intento elegir aquellos ingredientes que tienen una función determinada, como hidratante, protectora, antioxidante o antiinflamatoria, entre otros. Hay ingredientes naturales que forman una capa protectora que retiene la humedad de la piel, importante cuando se está al sol. Para estas funciones, uno de los ingredientes más utilizados es el aceite de coco, que actúa formando una función barrera que retiene la humedad en la piel. Nosotros también usamos aceite de buriti, que tiene una función similar a la del aceite de zanahoria, con un alto contenido en carotenos y son excelentes antioxidantes y antiinflamatorios, al mismo tiempo que ayudan al bronceado en la piel sin que se queme. Hay otros ingredientes como el aceite de aguacate, que es rico en grasas insaturadas y vitaminas liposolubles y por eso mejora la elasticidad y uno de los importantes es la manteca de karité, que tiene por sí misma un poder filtrante de las radiaciones ultravioleta y que también actúa protegiendo la piel de las agresiones externas».
A muchas personas consumidoras de cosmética natural les preocupa que los filtros minerales puedan tener un tamaño de nanopartícula. Se usan para conseguir una crema lo más transparente posible, que no sea difícil de extender ni deje «emplastos» blancos en la piel, logrando al mismo tiempo una protección alta y que el producto sea auténticamente natural.
Apoyar el esfuerzo de estas empresas locales vale la pena ya que estaremos comprando un producto de altísima calidad
Nuria nos explica qué filtros utiliza y por qué motivo: «el dióxido de titanio ha sido prohibido en alimentación y en la industria farmacéutica por sus nocivos efectos en la salud (daña el ADN). Sin embargo, en cosmética aún se permite, porque se entiende que no atraviesa la piel, pero…. ¿qué pasa con el dióxido de titanio nanométrico?, pues que sí se absorbe y además de ser menos eficaz para bloquear los rayos solares, es tóxico. Por eso yo sólo uso óxido de zinc no nanométrico, su tamaño de partícula es mayor y por tanto no se absorbe».
En el caso de Ana Isabel, ellos han conseguido mejorar la facilidad de aplicación de algunas fórmulas que son emulsiones mezclando los dos filtros: el óxido de titanio y el dióxido de zinc no nano además de eligiendo los ingredientes vegetales adecuados. Cuando se busca un SPF más alto, con hasta un 30% de filtro, para conseguir una fórmula más líquida han probado a hacer una dispersión. También añaden un poco de cera a la fórmula, para que la crema sea más fácil de aplicar y de extender. Es difícil, y hay que hacer muchas pruebas, pero se va consiguiendo.
Los costes de producción son altos para las pequeñas empresas porque hay que hacer muchas pruebas de formulación hasta que se encuentra el resultado deseado y los solares, además, tienen que pasar un test in vivo con un cierto número de voluntarios, para verificar el factor de protección solar (SPF) que se declare. Estos test son caros y llevan su tiempo. Si el resultado no es el esperado, hay que reformular y testar otra vez, o rebajar el índice de protección solar que se declara en la etiqueta. Por eso no hay muchas cremas solares certificadas de pequeñas marcas.
Se puede concluir que formular cremas solares auténticamente naturales es costoso y complicado, pero posible; hay que prestar más atención a los detalles y probar y probar, hasta que sale bien. Como personas consumidoras concienciadas, apoyar el esfuerzo de estas empresas locales vale la pena ya que estaremos comprando un producto de altísima calidad, mimado hasta el último detalle para proteger nuestra piel de la forma más sana y natura.
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