El jabón se obtiene mediante un proceso químico conocido como saponificación en el que una grasa reacciona con una base fuerte, normalmente hidróxido de sodio (o sosa caustica). Es un proceso que se conoce desde hace milenios y que nos ofrece un producto de higiene personal relativamente barato y con un impacto medioambiental bajo, ya que es biodegradable.
Aunque el uso de la pastilla de jabón disminuyó con la aparición del jabón líquido, el movimiento “sin plástico” ha favorecido un nuevo aumento de la demanda. Una pastilla de jabón no deja de ser un concentrado sólido de lo que sería un gel de baño. No necesita envase de plástico y dura más.
La fabricación de jabones es una actividad que se adapta bien a la producción artesanal y de proximidad. Todos los productores de cosmética tienen que presentar una Declaración Responsable a la autoridad competente, la AEMPS, y tienen que someterse a su control. Los requisitos que deben cumplir son, entre otros, contar con instalaciones adecuadas para la fabricación y almacenamiento y contar con un manual de calidad. Sin embargo, dado que los jabones y otros productos cosméticos sólidos tienen menos riesgo de contaminación que los que contienen agua, las instalaciones y procedimientos pueden ser más sencillos que si se fabrican productos como cremas, geles, serums, etc.
Pero más allá de la pastilla de jabón tradicional, la moda de la cosmética sólida ha puesto en el mercado una amplia gama de champús solidos con el aspecto de una pastilla de jabón. Estos productos suelen reivindicar sus valores medioambientales, porque necesitan menos envasado, pero los ingredientes que utilizan no siempre son naturales. Se necesitan tensioactivos granulados para su elaboración. Uno de los más conocidos es el Sodium Cocoyl Isethionate (SCI), que suele presentarse como natural, pero en realidad contiene un alto % de moléculas petroquímicas en su peso molecular final y, lo peor es que se obtiene utilizando óxido de etileno. En la publicidad a su favor se utiliza a menudo el término “no etoxilado”, y efectivamente no está etoxilado, pero igualmente se utiliza óxido de etileno para su obtención.
El óxido de etileno es un gas tóxico para las personas que trabajan en las fábricas donde se produce y para los que los que lo respiran en el aire, especialmente los que viven cerca de las fábricas. Es irritante para los pulmones, y puede ser cancerígeno, mutágeno y puede producir abortos espontáneos, según datos corroborados por un estudio del Ministerio de Sanidad
Naturavia: empaquetado de jabones artesanos
Los ingredientes en la cosmética natural
La composición de un jabón natural es muy simple. Su principal componente son las grasas saponificadas a las que se les añaden otros ingredientes como aceites esenciales, glicerina, arcilla, sal, colorantes, etc. en función de las propiedades, el olor o el color que se quiera.
En el listado de los ingredientes de un jabón encontramos por un lado los aceites o grasas utilizadas y por otro el hidróxido sódico o potásico. Es decir, el nombre del aceite utilizado: Cocos Nucifera Oil, Brassica Campestris Seed Oil, Olea Europaea Oil además de la palabra Sodium Hydroxide. Sin embargo, es posible en algunas etiquetas encontrar el nombre de la grasa saponificada indicada como Sodium Palmate, Sodium Cocoate o Sodium Olivate. Se trata de una estrategia comercial para evitar que aparezca el nombre de la sosa en la etiqueta.
Se ven muchos jabones en el mercado que en su etiqueta usan este INCI, y de hecho los INCIs Sodium Cocoate, etc. se puede encontrar en las bases de datos de ingredientes cosméticos de la Comisión Europea, CosIng y COSMILE Europe; pero entendemos que es más correcto indicar en la etiqueta los nombres de todos los ingredientes que se han utilizado para fabricar el producto cosmético, no las reacciones que puedan producirse entre ellos.
Además, si el jabón está certificado y el aceite que se usa para la saponificación es ecológico, usar estos términos dificulta la identificación de los ingredientes ecológicos, porque el aceite puede ser ecológico, pero la sosa no. Como los ingredientes se marcan normalmente con un asterisco al lado del nombre si, por ejemplo, se usase aceite de coco ecológico se indicaría: Cocos Nucifera Oil* y Sodium Hydroxide, éste último sin asterisco.
Sin embargo, si se escribiera Sodium Cocoate, éste no podría marcarse con un * aunque el aceite de coco lo fuera, porque el “sodium” de la sosa, no se puede producir ni certificar según los criterios de la producción ecológica.
En el caso de la formulación de champús sólidos se utilizan ingredientes alternativos al SCI como el Sodium Coco- Sulfate, el Sodium Cocoyl Glutamate o el Sodium Lauroyl Glutamate entre otros.
Como la publicidad que ha puesto de moda el término “libre de sulfatos” hace que algunos consumidores desconfíen del Sodium Coco-sulfate y creen que el Sodium Cocoyl Isethionate es mejor porque no contiene el término “sulfate” en su INCI, pero ya hemos visto que este razonamiento, en principio lógico, no es correcto.
Comparando dos champús sólidos
Esta podría ser la fórmula de un champú sólido certificado:
Sodium Coco-Sulfate, Avena Sativa Kernel Flour*, Butyrospermum Parkii Butter*, Cocos Nucifera Oil*, Glycerin*, Stearic acid, Citric Acid, Citrus Aurantium Dulcis Peel Oil*, Limonene**
El ácido esteárico, hay que comprobar que sea de origen vegetal y no OGM. Es un agente de limpieza y también ayuda en la emulsión.
El ácido cítrico se usa para ajustar el pH; también hay que comprobar que esté libre de OGMs.
El tensioactivo es el Sodium Coco-Sulfate. Los champús sólidos necesitan un % elevado de tensioactivo para poder solidificarse, por eso, aunque se usen la mayor parte de ingredientes ecológicos posibles, el producto nunca podrá ser 100 % o un 90 y pico % ecológico; normalmente son ecológicos alrededor de un 50- 60 %.
En este producto, todos los ingredientes que pueden ser ecológicos lo son y se marcan con un *
El aceite esencial de naranja dulce es el ingrediente perfumante. El ingrediente marcado con dos ** es un alérgeno de obligada declaración que contiene el aceite esencial.
Y ésta la de un champú sólido convencional:
Sodium Cocoyl Isethionate, Aqua, Sodium Coco- Sulfate, Polyquaternium-10, Polyglyceryl-4 Laurate, Phenylpropanol, Caprylic/Capric Triglyceride, PEG-120 Methyl Glucose Dioleate, Parfum, Avena Sativa Kernel Oil, Citric Acid, CI 42090
Todos los ingredientes subrayados son de origen petroquímico en todo o en parte y no se permiten en cosmética natural certificada.
Hay un perfume sintético y un colorante artificial. Solo hay un poquito de aceite de avena y de almidón de arroz al final de la lista, esto quiere decir, en % muy pequeños.
Gama de champús sólidos y jabones artesanales de Jabón Zorro d´Avi
Comparando dos jabones
Esta podría ser la fórmula de un jabón sólido certificado:
Olea Europaea Fruit Oil*, Cocos Nucifera Oil*, Helianthus Annuus Seed Oil*, Sodium Hydroxide, Calendula Officinalis Flower Extract*, Lavandula Angustifolia Oil*, Linalool**, Limonene**
En este jabón el aceite de oliva es la grasa que reacciona con la sosa. Hay un extracto de caléndula que se ha producido por maceración en aceite de girasol y el perfume es el aceite esencial de lavanda.
Y ésta la de un jabón sólido convencional:
Sodium Palmate, Aqua, Cocos Nucifera Oil, Tetrasodium Etidronate, Glycerin, Parfum, Helianthus Annuus Seed Oil, Daucus Carota Sativa Root extract, CI47005
Los subrayados no se pueden usar en cosmética certificada. No sabemos si el aceite de palma del Sodium Palmate es de fuentes sostenibles. La glicerina puede ser de origen vegetal, animal o petroquímico. Y hay un poquito de extracto de zanahoria en aceite de girasol, al final de la lista.