El término Cosmeticorexia que se escucha cada día con más frecuencia, consiste en una obsesión por el uso de productos cosméticos, principalmente de productos antienvejecimiento y de maquillajes. Resulta curioso que tratándose de la obsesión por no mostrar lo típicos síntomas del envejecimiento de la piel esté afectando mucho a los más jóvenes, a adolescentes e incluso a niños y niñas de menos de 12 años. Es un fenómeno que se da más en las chicas, aunque también hay chicos afectados.
La cosmeticorexia es una alteración psicológica, que puede ser grave, como todas las obsesiones, y que tiene mucho que ver con las inseguridades propia de esta edad, junto con el exagerado perfeccionismo propio de estos tiempos. Además de problemas psicológicos, esta obsesión puede producir problemas persistentes en la piel como dermatitis, irritaciones, piel opaca, intolerancia al sol, etc.
Los adolescentes están muy condicionados por la información que les llega a través de las redes sociales, con influencers mostrando sus pieles perfectas a través de filtros, y probando continuamente los productos cosméticos de sus patrocinadores ante la cámara.
La industria cosmética convencional tiene gran parte de responsabilidad en este fenómeno, pues además de la publicidad que ejercen a través de las influencers, a las que pagan o regalan productos para que los promocionen, suelen diseñar formatos y envoltorios atractivos para los adolescentes, donde el envase es más importante que el contenido.
Es frecuente ver a grupos de adolescente en centros comerciales probando los “testers” de cosméticos y perfumes y exclamando ¡qué chulo! a cada producto que ven. Por supuesto, sin saber nada sobre el contenido de esos productos tan chulos. Más penoso resulta saber que hay chicos y chicas muy jóvenes delante del espejo buscando arrugas e imperfecciones es sus caras y pensando que debe aplicarse cada día una rutina de cuidado de la piel que incluya productos con retinol u otros ingredientes antiarrugas, incluso pidiendo que les pongan inyecciones de bótox.
Algunos ejemplos de productos cosméticos adecuados para la piel adolescente
A los que somos conscientes de la diferencia que hay entre usar cosmética natural o convencional, también nos preocupa el poco o nulo conocimiento de los más jóvenes sobre los ingredientes que se emplean en la cosmética convencional y sobre los muchos beneficios de la cosmética natural.
¿Y cómo se podría ayudar a los adolescentes a no caer en el obsesivo uso de los cosméticos? Como siempre, es una cuestión de educación y de atención por parte de las familias y del ejemplo que les puedan dar a los hijos.
Es que no es lo mismo tener unos progenitores adictos a las operaciones estéticas y pendientes de la eliminación de cualquier signo de la edad en la piel, que otros que consuman habitualmente cosmética natural y usen los productos cosméticos con moderación y responsabilidad y que transmitan a sus hijos este conocimiento.
El ámbito educativo, como en tantos otros casos, sería un buen marco para trasmitir unas buenas pautas de consumo en el caso de la cosmética. Hoy en día se suelen trabajar contenidos sobre sostenibilidad a través de la alimentación o incluso de la moda. Pero la alarma sobre el fenómeno de abuso y mal uso de la cosmética no ha llegado todavía a losámbitos educativos, especialmente agotados y sobrecargados con todas las responsabilidades que la sociedad pone sobre sus espaldas.
Y sería estupendo que hubiera influencers expertas en cosmética natural que influyeran a los jóvenes para bien. Sí que hay en las redes expertos, expertas más que nada, hablando sobre cosmética natural, pero que nosotras sepamos, no es habitual este perfil entre los que siguen los más jóvenes.
La cosmética natural certificada tampoco se ha especializado hasta ahora en este sector de la población. Hay productos para bebés y niños pequeños, pero casi nada para adolescente. Y sí que hay ingredientes y fórmulas en cosmética natural muy adecuadas para la piel adolescente, pero no suelen anunciarse como tal, por lo que, si las chicas y chicos no los conocen, ni tampoco sus familias, ni las influencers a los que siguen, ni nadie de su entorno, pues no se enteran de que hay buenas opciones naturales para ellos.
Hay aceites muy adecuados para las pieles jóvenes, como el de jojoba, rosa mosqueta, la ortiga o la bardana entre otros. Hay activos calmantes como la caléndula o el árnica. Hay cremas, hidrolatos, tónicos, mascarillas vegetales con ingredientes como el bambú y minerales como arcillas, entre otros muchos ingredientes naturales. Como maquillajes deben usarse productos con ingredientes minerales y pigmentos naturales, y tenemos aquí como ingrediente a destacar el óxido de zinc, que ayuda a controlar el acné y es un filtro solar mineral.
Hay aceites muy adecuados para las pieles jóvenes, como el de jojoba, rosa mosqueta, la ortiga o la bardana entre otros. Hay activos calmantes como la caléndula o el árnica. Hay cremas, hidrolatos, tónicos, mascarillas vegetales con ingredientes como el bambú y minerales como arcillas, entre otros muchos ingredientes naturales. Como maquillajes deben usarse productos con ingredientes minerales y pigmentos naturales, y tenemos aquí como ingrediente a destacar el óxido de zinc, que ayuda a controlar el acné y es un filtro solar mineral.
Los adolescentes deben aprender a limpiar la piel y a hidratarla, deben saber que se puede controlar el acné con ingredientes naturales, que hay aceites vegetales (los no comedogénicos, es decir, que no obstruyen los poros) y aceites esenciales que van bien para pieles grasas, que hay que protegerse del sol y que las arrugas no salen hasta que no se es ya bastante más mayor y que, además, es importante saber que cuánto mejor se cuide la piel con productos naturales adecuados siendo joven, más tardan en salir.
La juventud es víctima de la sociedad en la que les ha tocado vivir. Se ha creado una imagen de persona perfecta absolutamente irreal. Es urgente exigir responsabilidad a las empresas de cosmética para que no alimenten este comportamiento con sus políticas de márquetin. Y, como sociedad, debemos reflexionar hasta que punto estamos dispuestos a permitir que se siga jugando con la salud física y mental de nuestros hijos e hijas para que unos cuantos se sigan enriqueciendo.